Todo el proceso de esta obra comenzó con un final. La terminación del vaciado de una cabeza. Vaciada en cemento, la búsqueda de este material duró semanas, hasta que por fin un viernes se pudieron unir las dos partes del molde de yeso, amarrarlas con tiras de caucho y finalmente verter en su interior la mezcla para, el lunes siguiente, separar con ansiedad ambas partes del molde y encontrar por fin la cabeza, reproducción, en cemento, de la modelada en arcilla.
Y allí comenzó el proceso de esta obra, mirar la cabeza, sopesarla, darla vuelta, observar cómo con el paso del tiempo, se iban presentando cambios de color en el cemento y de pronto… el olvido, la cabeza olvidada entre un microondas y una pared de baldosas blancas. Y luego…el reencuentro y ese instante de reencontrar el trabajo, junto con la impresión de ver unas fotos de alguien muy querido, que a causa del tiempo iban desvaneciéndose con manchas blancas, presentó en mi mente la obra final.
Olvidar es una acción involuntaria que consiste en dejar de recordar, o de guardar en la memoria, algo que se tenía presente. Cesación de un afecto o amor que antes se sentía por algo o alguien: del amor que había, sólo queda olvido.
Platón, en su República, nos habla de una versión, de tradición pitagórica, en la que las almas de los muertos beben en el agua del Leteo y así ocurre que olvidan sus vidas anteriores antes de renacer.
Es imprescindible tener en cuenta que todo lo que se olvida o se recuerda tiene que ver con lo que nos está interesando en el presente.
Olvido y memoria son dos extremos de una misma cuerda, una de las dualidades que presenta la experiencia humana.
Según José Luis Catalán Bitrián en su trabajo Memoria, olvido, decisión
” Lo que haga referencia a la memoria o al olvido lo tenemos que considerar siempre desde el aquí y ahora, desde nuestro presente. Es desde el instante presente que el sujeto humano recompone otro tiempo imaginario que existe en tal presente en forma de imagen (visual, acústica, esquema dinámico o aquello que sea).”
El fenómeno del olvido ha sido objeto de estudio por parte de los psicólogos. Normalmente, se da primero el olvido rápido, al que sigue una pérdida de memoria más lenta.
Tradicionalmente se han dado cuatro explicaciones del olvido: la primera es que las huellas mnémicas se van borrando de modo natural a lo largo del tiempo como resultado de procesos orgánicos que tienen lugar en el sistema nervioso, supuesto del que no hay constatación empírica; la segunda es que la memoria se va distorsionando progresivamente o modificando con el tiempo; la tercera es que el nuevo aprendizaje interfiere o reemplaza al antiguo, fenómeno que se conoce como inhibición retroactiva; por último, la cuarta explicación es que la represión de ciertas experiencias indeseables para el individuo causa el olvido de éstas y sus contextos.
Ahora bien, más allá de la explicación científica del olvido hay una manera que se presenta el olvido para el común de los mortales, como se siente, como se percibe. Generalmente comienza con la presencia de una ausencia, no está no lo veo, pero lo percibo.
Poco a poco va desapareciendo de nuestra memoria y una capa blanca a veces de melancolía, muchas veces de misericordia, va envolviendo el recuerdo hasta que todo se va transformando en una imagen en blanco que se va desvaneciendo poco a poco. Las fotografías se desvanecen, se vuelven blancas, los recuerdos ya no existen, estamos en blanco… Y llega el olvido.
Por eso esta cabeza olvidada es blanca, tiene un fondo blanco y un apoyo blanco y la sal que la cubre, como el olvido es blanca y poco a poco se va diluyendo con el tiempo, y en contacto con el aire, se va transformando en agua, como la del Leteo donde las almas de los que iban a reencarnar bebían para olvidar las vidas pasadas.
Y allí comenzó el proceso de esta obra, mirar la cabeza, sopesarla, darla vuelta, observar cómo con el paso del tiempo, se iban presentando cambios de color en el cemento y de pronto… el olvido, la cabeza olvidada entre un microondas y una pared de baldosas blancas. Y luego…el reencuentro y ese instante de reencontrar el trabajo, junto con la impresión de ver unas fotos de alguien muy querido, que a causa del tiempo iban desvaneciéndose con manchas blancas, presentó en mi mente la obra final.
Olvidar es una acción involuntaria que consiste en dejar de recordar, o de guardar en la memoria, algo que se tenía presente. Cesación de un afecto o amor que antes se sentía por algo o alguien: del amor que había, sólo queda olvido.
Platón, en su República, nos habla de una versión, de tradición pitagórica, en la que las almas de los muertos beben en el agua del Leteo y así ocurre que olvidan sus vidas anteriores antes de renacer.
Es imprescindible tener en cuenta que todo lo que se olvida o se recuerda tiene que ver con lo que nos está interesando en el presente.
Olvido y memoria son dos extremos de una misma cuerda, una de las dualidades que presenta la experiencia humana.
Según José Luis Catalán Bitrián en su trabajo Memoria, olvido, decisión
” Lo que haga referencia a la memoria o al olvido lo tenemos que considerar siempre desde el aquí y ahora, desde nuestro presente. Es desde el instante presente que el sujeto humano recompone otro tiempo imaginario que existe en tal presente en forma de imagen (visual, acústica, esquema dinámico o aquello que sea).”
El fenómeno del olvido ha sido objeto de estudio por parte de los psicólogos. Normalmente, se da primero el olvido rápido, al que sigue una pérdida de memoria más lenta.
Tradicionalmente se han dado cuatro explicaciones del olvido: la primera es que las huellas mnémicas se van borrando de modo natural a lo largo del tiempo como resultado de procesos orgánicos que tienen lugar en el sistema nervioso, supuesto del que no hay constatación empírica; la segunda es que la memoria se va distorsionando progresivamente o modificando con el tiempo; la tercera es que el nuevo aprendizaje interfiere o reemplaza al antiguo, fenómeno que se conoce como inhibición retroactiva; por último, la cuarta explicación es que la represión de ciertas experiencias indeseables para el individuo causa el olvido de éstas y sus contextos.
Ahora bien, más allá de la explicación científica del olvido hay una manera que se presenta el olvido para el común de los mortales, como se siente, como se percibe. Generalmente comienza con la presencia de una ausencia, no está no lo veo, pero lo percibo.
Poco a poco va desapareciendo de nuestra memoria y una capa blanca a veces de melancolía, muchas veces de misericordia, va envolviendo el recuerdo hasta que todo se va transformando en una imagen en blanco que se va desvaneciendo poco a poco. Las fotografías se desvanecen, se vuelven blancas, los recuerdos ya no existen, estamos en blanco… Y llega el olvido.
Por eso esta cabeza olvidada es blanca, tiene un fondo blanco y un apoyo blanco y la sal que la cubre, como el olvido es blanca y poco a poco se va diluyendo con el tiempo, y en contacto con el aire, se va transformando en agua, como la del Leteo donde las almas de los que iban a reencarnar bebían para olvidar las vidas pasadas.
Sara Martínez
Acerca de La camara Lúcida
ResponderEliminarEste libro no es un tratado sobre la fotografía como arte, ni mucho menos una historia sobre el tema. Como en muchos de sus trabajos, Barthes rehuye los senderos más trillados y se lanza a una especie de desciframiento del signo expresivo, del objeto artístico, de la “obra” entendida como mecanismo productor del sentido. En este caso toma como punto de partida unas cuantas fotografías, con el fin de descubrir “una ciencia nueva para cada objeto” y, a partir de ahí, deducir “el universal sin el cual no existiría la fotografía”, esa “alucinación” que provoca falsedad en el nivel de la percepción y verdad en el nivel del tiempo. El final de esta excursión al otro lado del espejo no sólo proporciona un conocimiento más profundo (e inesperado) del objeto estudiado, sino que también desvela los mecanismos de la escritura ensayística enfrentada a otra escritura, la de la imagen fija.
Este es el último libro que publica en vida, justamente calificado como “una novela sobre la imagen tan amada de la madre”, es La cámara lúcida (1980).
http://www.quedelibros.com/libro/78852/La-camara-Lucida-pdf.html
http://www.youtube.com/watch?v=GZ_UelmLDzA
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